sábado, 18 de agosto de 2007

SANTUARIO DE CURACION

HAMPICHICUY
CENTRO DE CRECIMIENTO PERSONAL Y APLICACIÓN DE MEDICINAS TRADICIONALES AMAZONICAS



PRESENTACIÓN

HAMPICHICUY, que en lengua quechua significa “el lugar donde curan”, es un Centro de terapia e investigación de medicinas indígenas amazónicas, ubicado en las afueras de la ciudad de Tarapoto, departamento de San Martín, al noroeste del Perú. Bañado por el río Shilcayo y rodeado de verdes montañas, cuya temperatura oscila entre 28º y 30º C, ofrece un contexto adecuado para la exploración interna y la sanación.

El Centro HAMPICHICUY toma como base la práctica del “curanderismo”, es decir el conocimiento vinculado a las plantas medicinales, una forma de entender el mundo íntimamente ligado a la cosmovisión indígena, manifiesta a través de un lenguaje simbólico, en cuyo escenario el ser humano atraviesa el campo racional para llegar a una dimensión trascendental de sus estados de conciencia.

Las culturas indígenas amazónicas descubrieron hace miles de años las propiedades curativas y psicoactivas de las plantas que denominaron “maestras”, y que hoy se conoce como medicina tradicional. Este conocimiento de naturaleza más intuitiva e instintiva equivale a creación y transformación, permitiendo al individuo alcanzar extraordinariamente la percepción interior del yo.

El objetivo del Centro HAMPICHICUY es ofrecer una experiencia curativa con las prácticas médicas indígenas, cuyos principios se ven enriquecidos con elementos terapéuticos, convirtiéndose en una propuesta actual de salud integral rescatando el conocimiento tradicional, promoviendo la conservación de especies medicinales y aplicando las formas ancestrales de curación. Con el uso de las plantas “maestras”, HAMPICHICUY propone al mundo moderno una alternativa de salud distinta a la que la cultura occidental aun no ha podido ofrecer.


ACTIVIDADES QUE DESARROLLA EL CENTRO

El Centro Hampichicuy asume que el ser humano necesita descubrir nuevas formas de acceder al conocimiento y un mejor entendimiento de sí mismo e implica entender que los males físicos no están divorciados de lo psíquico y que lo emocional forma parte del bienestar humano.

Para lograr comprender que lo racional y lo afectivo representan una unidad, HAMPICHICUY desarrolla tres líneas principales: la curación, la terapia y la investigación.

La Curación :

La Banisteriopsis Caapi o Ayahuasca simboliza en el mundo indígena la liana de la vida y de la muerte, “la soga de los muertos” la llaman algunos por reproducir estados modificados de conciencia que permite conectar ambos hemisferios del cerebro, el raciocinio y el instinto, asociados a la dimensión espiritual del ser, manifestándose en dicho estado modificado el reconocimiento de sí mismo.

Al tomar las propiedades de su corteza mezcladas con otras plantas también maestras, el curandero se convierte en un ser visionario, que ve, ensueña y cura la enfermedad, física y/o psíquica, sea cual sea su origen, bajo un “estado de trance”, el cual trasciende a lo que el conocimiento occidental puede explicar, como son, ciertos estados generados en la conciencia humana.

Ingerir Ayahuasca implica para el paciente o participante hurgar en el interior del ser, sumergido en su propia individualidad, indagando sobre si mismo, en cuya introspección descubre confrontación y reconciliación, creación o limitación, muerte simbólica o nacimiento de su propio ser, aflorando su sensibilidad y preguntándose si lo obtenido en la vida le resulta totalmente satisfactorio.

Las sesiones de Ayahuasca en HAMPICHICUY permiten precisamente ahondar y encontrar una dimensión singular de la conciencia humana, detiene por un instante la evolución razonada del ser, y la persona que lo experimenta descubre plenamente que hay nuevas formas de manifestar las emociones o las dolencias físicas, las cuales no se circunscriben a una lectura del cuerpo y la mente, sino al descubrimiento de un tercer aspecto intrínseco a la vida: el espíritu.

Iniciarse en la curación con la Ayahuasca implica ciertos requisitos como la dieta, las purgas y las abstinencias, indispensables para purificar el cuerpo y liberarlo de “cargas energéticas”, y prepararlo para un profundo trabajo personal.

Rodeadas por un entorno natural que sólo lo ofrece la amazonía, las ceremonias de Ayahuasca vienen precedidas de purgas vegetales, dietas y baños con plantas aromáticas, complementadas con las sesiones que son dirigidas por el maestro, resultando una compenetración con el ser y la naturaleza, el recogimiento y la exploración psíquica y emocional.

A través de la Ayahuasca, la Coca y el Tabaco, HAMPICHICUY propone una dimensión singular de curación, donde las practicas indígenas tradicionales se convierten en terapias transpersonales individuales y colectivas. Con dichas plantas, el maestro inicia y concluye la ceremonia, guía la sesión con antiguas melodías, y sus cantos (icaros) generan la sanación y alcanzan el bienestar interior, induce en los (las) participantes la posibilidad de “ver” y “encontrar” su propio ser, alcanzando ese estado no ordinario de conciencia, comúnmente llamado “mareación”, que no es más que su propia observación interior, conectada a sus emociones, sus vivencias, encontrando respuestas a sus dudas, las cuales se manifiestan simbólicamente en imágenes, colores, sonidos y sensaciones, que el maestro posteriormente ayudará a descifrarlas.


Terapia :

Actualmente el individuo necesita “reaprender” dicha unidad y para ello requiere de una práctica tradicional donde la lectura interior esclarece lo que le aqueja, por qué lo aqueja y los indicios de su origen. Nada esta aislado y la dolencia psíquica u orgánica también forma parte de su mundo interior, cuyo origen puede responder a un artificio creado por el mismo manifestado en su carácter ausente, carencia afectiva o autodestrucción.

La dolencia física o psicológica se reproduce precisamente cuando los signos y las energías vitales se desarmonizan, y es aquí donde HAMPICHICUY inicia el tratamiento, a través de las plantas medicinales y prácticas ancestrales, que inducen a la persona a un estado no ordinario de conciencia. Su potencial terapéutico permite al individuo abordar su dolencia con una dimensión holística, afectiva y analítica.

Asumir que la mente y la psique emotiva confluyen gracias a las propiedades psicoactivas de plantas maestras como la Ayahuasca constituye para HAMPICHICUY una forma efectiva de sanación, y es mediante su ingesta que la persona logra restablecer la conciencia de si misma, haciendo su propia lectura introspectiva, descubriéndola, y la compresión de si mismo le permite la recuperación de su equilibrio emocional, físico y mental.

Investigación:

HAMPICHICUY investiga sobre las distintas plantas curativas y psicoactivas que son conocidas y aplicadas por diferentes etnias indígenas amazónicas del Perú, entre las cuales se encuentra principalmente la Ayahuasca, usada tradicionalmente por 72 grupos indígenas del Perú, Colombia, Brasil, Bolivia y Ecuador.

Los indios amazónicos recrean su cotidianeidad ligando la magia de la naturaleza a sus vidas, descubriendo nuevos lenguajes y otros conocimientos, en particular los viejos shamanes, quienes atribuyen a las plantas poder e identifican en ellas la manifestación de ciertos espíritus o “madres” que curan.

Precisamente en sus culturas, el lenguaje cotidiano va asociado a uno más simbólico, identificados por los etnógrafos como cosmovisión, al cual acceden mediante la ingesta de ciertas plantas con propiedades alucinógenas. Reconocen en La Ayahuasca una planta maestra, a la cual le atribuyen conocimiento y sabiduría, pues con ella curan el dolor y la enfermedad.

Este saber milenario, transmitido en su mayoría de veces, de padres a hijos, aunque en ciertos grupos se registra también una transmisión vinculada al saber femenino, genera en dichas culturas una vigencia del conocimiento médico tradicional que establece su propia lógica, en la que todo animal o vegetal posee un espíritu y que la naturaleza les otorga un poder mágico, mientras que los hombres o mujeres que quieren acceder a dicho poder deberán desarrollar una serie de pruebas que les permita alcanzar el don de “ver” y curar.

Se trata entonces de un Saber Esencial Intrínseco de las culturas indígenas que HAMPICHICUY rescata y pone en práctica a través de la curación y profundiza con la investigación.


QUIENES SOMOS

Javier Zavala, Terapeuta con estudios de Psicología y curandero, iniciado en el shamanismo amazónico hace 12 años y es practicante de la etnobotánica. Es organizador de seminarios y talleres internacionales en Latino América y Europa.

Roberto Moreno, medico-psiquiatra, especialista en investigación clínica en el campo psiquiátrico , que busca complementar éste con la medicina tradicional indígena. Además paralelamente trabaja en un hospital en los EE.UU.

Eda Zavala, socióloga, con estudios de Antropologia, especialista en temas amazónicos y culturas indígenas. Actualmente viene investigando sobre shamanismo femenino en la amazonía peruana y ha elaborado diversos artículos acerca del tema.

Contamos con consultorio Psicológico, especializado en Diagnóstico y Psicoterapia.


QUE OFRECE EL CENTRO

HAMPICHICUY ofrece seminarios de crecimiento personal como una forma de introspección, recogimiento y sanación, que desarrollados en un ambiente natural, permite al (la) participante un trabajo personal pleno y con mejor conocimiento de sí mismo. Están dirigidos a personas que están en profunda búsqueda en el campo emocional y espiritual, personas que viven en estrés, angustia o depresión constante y que requieren canalizar adecuadamente sus emociones.

Los seminarios son periodos de indagación y curación desarrollados en pleno ambiente natural, contando con una infraestructura diseñada tradicionalmente y en base a productos naturales de la zona, en la que destacan principalmente la maloca y los tambos. Cada seminario ofrece un programa especifico que consta de purgas y dietas con plantas medicinales, acompañadas de sesiones de Ayahuasca, todas guiadas por el curandero.

Las purgas representan la etapa inicial del tratamiento y consiste en un proceso de limpieza orgánica y energética previo a la dieta o sesión de Ayahuasca; vienen precedidas de una cambio de hábitos en quien decida participar, principalmente vinculados a una estricta dieta alimenticia, evitando los fármacos y la relaciones sexuales durante la semana anterior y después del seminario.

Las dietas son periodos de meditación en pleno bosque, durante los cuales se ingiere determinadas plantas medicinales, como lo hacen los indígenas para obtener salud física y espiritual y son acompañadas únicamente por el shamán o curandero en determinados momentos. La persona es “internada” en un tambo o cabaña rústica, segura y rodeada de naturaleza y próximo al río, esta persona es sometida a una rigurosa dieta (sin carnes, sal ni azúcar) y sólo se le permite ingerir cierto tipo de alimentos naturales ricos en fibra y agua. Durante los días que dura la dieta, las plantas son seleccionadas cuidadosamente por el curandero.

La dieta o aislamiento voluntario logra en el individuo una serie de sensaciones físicas, mentales y anímicas, reproducidas en el cuerpo o través de sus sueños y visiones, conectando sus emociones y sus pensamientos, donde la razón y el instinto se encuentran. Con la dieta, la búsqueda interior cobra sentido y la reconciliación consigo mismo surte efecto. Aislados de su mundo cotidiano, los asistentes experimentan un nuevo estado físico, mental y afectivo, una mayor comprensión sobre sus propios actos y la ansiada claridad sobre su vida; de este modo, las dietas constituyen un proceso de purificación integral.

Las ceremonias de Ayahuasca representan el camino de la compenetración y la integración mente-espíritu de cada participante, cuya práctica ancestral ha significado durante siglos una forma efectiva de curación, con matices mágicos manifestados precisamente en su lenguaje simbólico. Su fuerza viene precedida por la experiencia y el conocimiento del shamán, cuya efectividad será mostrada durante el ritual, siendo cada sesión única, que dependerá de la estación, el calendario lunar y el grupo humano.

Las sesiones de Ayahuasca constituyen una etapa de exploración íntima e intensa, cuya duración oscila entre 4–6 horas durante la noche, período en el cual aflora en cada participante los sentimientos más profundos o bloqueados, con sensaciones y emociones que se verán aperturadas y amplificadas por los efectos de la Ayahuasca, son guiadas por el maestro a través de los cantos o icaros; oraciones antiguas musicalizadas por la propia voz del curandero y acompañas por el sonido de hojas conocidas localmente como “shacapa”. El trabajo es estrictamente personal.

Como se aprecia, los seminarios que HAMPICHICUY ofrece tienen diversos componentes, dependiendo del nivel de introspección que el participante quiere lograr. Se ha preparado programas de tres tipos, cuya diferencia radica en el número de días que la persona quiera dedicarle a su tratamiento. El programa detallado es entregado el primer día del seminario.

AQUÍ DESPIERTA EL ALMA

HAMPICHICUY : El lugar donde despierta el alma

Escribe: Psicóloga Patricia Meléndez

“En la selva hasta el silencio suena”... nunca imaginé que descubriría esta verdad hasta que un nuevo viaje, cargada de curiosidad y asombro, me llevara a Hampichicuy, un lugar desbordante de belleza, abrazado por el río Shilcayo y una cadena maravillosa de montañas verdes... un lugar que cura.
Hampichicuy, ubicado en las afueras de la ciudad de Tarapoto, departamento de San Martín, es un centro en donde se promueve la práctica de la medicina tradicional indígena en complementación con elementos terapéuticos de la psicología a través del uso de las plantas nativas de la selva peruana.
Su fundador, el maestro y psicólogo Javier Zavala, iniciado en el shamanismo amazónico hace más de 12 años, junto a un equipo de profesionales donde destacan un médico psiquiatra y una socióloga especialista en temas amazónicos y culturas indígenas, plantean un abordaje multidisciplinario que rescata y revalora el conocimiento tradicional de nuestra cultura. Es por ello que en Hampichicuy hallamos una alternativa de salud integral y crecimiento personal unidos a la integración armónica con la Naturaleza, distintos a lo que la cultura occidental nos brinda actualmente.
Conocer y escuchar hablar al maestro Javier acerca de su experiencia y su propio proceso de aprendizaje en este camino de “curador”, tan desconocido y apasionante para la mayoría que, como yo, llegan a Hampichicuy saturados de la agitada vida citadina, provoca una serie de emociones que invitan a la sinceridad y desnudez de todo raciocinio ante la presencia casi maternal de este hombre tan singular. Así que, como un niña que escucha su primera lección, atiendo a las explicaciones del maestro acerca de las cualidades de una sabia planta que cura no sólo el cuerpo sino también el alma: la Ayawaska.
La ayawaska es una planta sagrada que simboliza en el mundo indígena la liana de la vida y de la muerte, pues nos permite comunicarnos con los espíritus invisibles de la Naturaleza y con nuestro propio ser interior. Esta planta, antiguamente utilizada para predecir la producción agrícola, la caza y la pesca, es la base de una preparación visionaria que induce a estados elevados de conciencia donde se conectan ambos hemisferios cerebrales, el raciocinio y la intuición, pero vinculados en una dimensión espiritual del Ser. Con la ayawaska es posible entrar en regresión y observar cómo estamos internamente y en nuestra conexión con la naturaleza. No se trata como algunos creen de una planta alucinógena, la ayawaska es una planta curativa que nos ayuda a descubrir la raíz de nuestros males físicos, liberar bloqueos, y a entender y asumir nuestra misión en la vida.
Los seminarios que brinda Hampichicuy a sus visitantes incluyen varios días de aislamiento en un entorno natural, dietas con plantas medicinales y sesiones nocturnas de ayawaska, precedidas de una evaluación psicológica y limpieza del cuerpo basada en la ingesta de jugo de tabaco, rosasisa o yawarpanga, plantas que también crecen en Hampichicuy en un área destinada a la investigación y estudio de la medicina ancestral.
Básicamente -menciona Javier- es necesario prepararse con dietas, purgas y abstinencias: no comer carne ni alimentos condimentados, no ingerir sustancias tóxicas ni tener relaciones sexuales, todo esto 48 horas antes, durante y después de la sesión. El objetivo de esto es purificar el cuerpo y liberarlo de cargas energéticas, preparándolo para recibir la planta y realizar un profundo trabajo personal, en el cual las visiones poseen un sentido esencial para cada uno y nos dan siempre lo que necesitamos. Sin embargo, cuando la planta ingresa al cuerpo también nos obliga a expulsar todos nuestros venenos y enfermedades. Por eso es importante ir de la mano de un verdadero maestro que pueda guiar adecuadamente la experiencia y asistir a los participantes en alguna situación extrema o crisis -finaliza Javier.
Me despido del maestro Javier invocando en la maloka o casa ritual el fortalecimiento de mi vínculo con la Naturaleza y por lo tanto conmigo misma, recordando con gratitud aquella canción que hasta hoy escucho en mi interior: “Ábrete corazón, ábrete sentimiento, ábrete entendimiento, deja a un lado la razón...”
Contacto : hampichicuy@terra.com.pe