sábado, 18 de agosto de 2007

AQUÍ DESPIERTA EL ALMA

HAMPICHICUY : El lugar donde despierta el alma

Escribe: Psicóloga Patricia Meléndez

“En la selva hasta el silencio suena”... nunca imaginé que descubriría esta verdad hasta que un nuevo viaje, cargada de curiosidad y asombro, me llevara a Hampichicuy, un lugar desbordante de belleza, abrazado por el río Shilcayo y una cadena maravillosa de montañas verdes... un lugar que cura.
Hampichicuy, ubicado en las afueras de la ciudad de Tarapoto, departamento de San Martín, es un centro en donde se promueve la práctica de la medicina tradicional indígena en complementación con elementos terapéuticos de la psicología a través del uso de las plantas nativas de la selva peruana.
Su fundador, el maestro y psicólogo Javier Zavala, iniciado en el shamanismo amazónico hace más de 12 años, junto a un equipo de profesionales donde destacan un médico psiquiatra y una socióloga especialista en temas amazónicos y culturas indígenas, plantean un abordaje multidisciplinario que rescata y revalora el conocimiento tradicional de nuestra cultura. Es por ello que en Hampichicuy hallamos una alternativa de salud integral y crecimiento personal unidos a la integración armónica con la Naturaleza, distintos a lo que la cultura occidental nos brinda actualmente.
Conocer y escuchar hablar al maestro Javier acerca de su experiencia y su propio proceso de aprendizaje en este camino de “curador”, tan desconocido y apasionante para la mayoría que, como yo, llegan a Hampichicuy saturados de la agitada vida citadina, provoca una serie de emociones que invitan a la sinceridad y desnudez de todo raciocinio ante la presencia casi maternal de este hombre tan singular. Así que, como un niña que escucha su primera lección, atiendo a las explicaciones del maestro acerca de las cualidades de una sabia planta que cura no sólo el cuerpo sino también el alma: la Ayawaska.
La ayawaska es una planta sagrada que simboliza en el mundo indígena la liana de la vida y de la muerte, pues nos permite comunicarnos con los espíritus invisibles de la Naturaleza y con nuestro propio ser interior. Esta planta, antiguamente utilizada para predecir la producción agrícola, la caza y la pesca, es la base de una preparación visionaria que induce a estados elevados de conciencia donde se conectan ambos hemisferios cerebrales, el raciocinio y la intuición, pero vinculados en una dimensión espiritual del Ser. Con la ayawaska es posible entrar en regresión y observar cómo estamos internamente y en nuestra conexión con la naturaleza. No se trata como algunos creen de una planta alucinógena, la ayawaska es una planta curativa que nos ayuda a descubrir la raíz de nuestros males físicos, liberar bloqueos, y a entender y asumir nuestra misión en la vida.
Los seminarios que brinda Hampichicuy a sus visitantes incluyen varios días de aislamiento en un entorno natural, dietas con plantas medicinales y sesiones nocturnas de ayawaska, precedidas de una evaluación psicológica y limpieza del cuerpo basada en la ingesta de jugo de tabaco, rosasisa o yawarpanga, plantas que también crecen en Hampichicuy en un área destinada a la investigación y estudio de la medicina ancestral.
Básicamente -menciona Javier- es necesario prepararse con dietas, purgas y abstinencias: no comer carne ni alimentos condimentados, no ingerir sustancias tóxicas ni tener relaciones sexuales, todo esto 48 horas antes, durante y después de la sesión. El objetivo de esto es purificar el cuerpo y liberarlo de cargas energéticas, preparándolo para recibir la planta y realizar un profundo trabajo personal, en el cual las visiones poseen un sentido esencial para cada uno y nos dan siempre lo que necesitamos. Sin embargo, cuando la planta ingresa al cuerpo también nos obliga a expulsar todos nuestros venenos y enfermedades. Por eso es importante ir de la mano de un verdadero maestro que pueda guiar adecuadamente la experiencia y asistir a los participantes en alguna situación extrema o crisis -finaliza Javier.
Me despido del maestro Javier invocando en la maloka o casa ritual el fortalecimiento de mi vínculo con la Naturaleza y por lo tanto conmigo misma, recordando con gratitud aquella canción que hasta hoy escucho en mi interior: “Ábrete corazón, ábrete sentimiento, ábrete entendimiento, deja a un lado la razón...”
Contacto : hampichicuy@terra.com.pe

1 comentario:

Unknown dijo...

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